
La difusa línea entre la explicación y la justificación volvió a jugarle ayer una mala pasada al filósofo Illa que parece nacido en Zaragoza, cuna de los baturros, en vez de en una región que fue parte del reino de Aragón, Cataluña.
Si ya durante la campaña electoral tiene un encontronazo de pareceres con el vicepresidente Iglesias a costa de las declaraciones referentes a la plena democracia en España, y al que nadie le acusa de defender a los descendientes de ETA y a los políticos presos y su ideario político, al final no hay más consecuencias en su faceta de filósofo pretendiente a presidente de la Generalidad, ayer, que una morcilla añadida al discurso oficial –y pactado– de condena a las declaraciones del interfecto y una explicación que nadie se cree de su negativa a realizarse el PCR en el debate televisado.
En esta ocasión fueron todos los partidos independentistas y de izquierdas catalanas, junto con el PP y Ciudadanos quienes aprovecharon el charco dialéctico y la tozudez de un mentiroso del primer cabeza del PSOE en esta Región que, no hay que olvidarse, fue parte, no me cansaré en repetirlo, del reino de Aragón.
Desconozco qué delegado del PSOE le ha asesorado al filósofo para imitar tan cutremente la sana tenacidad de los baturros: no por mucho repetir que se cumplían todas las medidas de seguridad y que ese era el motivo de no pasar la PCR nos vamos a creer que nos has salido rana.
Pues vaya usted con Dios señor Illa porque si le hacen la prueba de la rana seguro que quedaría francamente en una situación muy embarazosa.
Tte Coronel Area Sacristán ( El Correo de España )