La moderación es una actitud, no una etiqueta. La política es sobre todo hacer y después decir, si es posible bien, no al revés. Poco se habla del tono que emplean algunos dirigentes del PSOE y Podemos, a diferencia del PP, a quien se juzga con carácter preventivo.

Con esa doble vara de medir hay que convivir como bien sabe Rajoy: «En España para ir a la contra hay oleadas de clientes». El expresidente del Gobierno felicitó ayer en Santiago a Núñez Feijóo en la toma de posesión de su cuarto mandato tras apelar a la «moderación» que ambos políticos gallegos siempre han practicado, a su manera.

Al PP se le exige a diario qué debe hacer y cómo ha de comportarse en la oposición. Y desde que está Casado todavía más, después de zozobrar en dos elecciones generales, con apenas seis meses de diferencia y con el votante del PP dividido en tres. La trampa siempre está tendida para el Partido Popular.

Se la ponen desde fuera -a veces hay voluntarios dentro, como ha ocurrido este verano-, exprimiendo una superioridad moral ficticia, pero que achanta a los líderes del centro derecha. Por supuesto que Núñez Feijóo no es lo mismo que Díaz Ayuso.

Lo que les diferencia, además de la experiencia, son las circunstancias en las que se gobierna y dónde. Madrid es un espejo de aumento y una caja destemplada de resonancia. En la Puerta del Sol hay un foco que deslumbra y que impide distinguir dónde está el grano.

Este juego de las diferencias es muy entretenido y sobre todo un regalo para los demás. El presidente del PP, Pablo Casado debería tener en cuenta lo que decía Javier Fernández, dirigente de un PSOE que ya no existe tras el regreso de Sánchez: «La política es el aprendizaje de la decepción».

El sanchismo mira con regocijo a Vox porque le permite tener una coartada. Pedro Sánchez coserá con alfileres sus presupuestos -jubilando dos años y medio después los de Cristóbal Montoro- sin el PP, cuyos votos no quiere salvo para meter a Podemos en el Poder Judicial, pero con la inevitable e incómoda ortodoxia de Bruselas y del Banco Central Europeo, que ya está en casi todo. Sánchez vive al día y sabe de la importancia de negar la existencia de una alternativa para ganar tiempo en sus palacios.

Paciencia y «moderación» que dice Feijóo, desde su mayoría absoluta.

Juan Pablo Colmenarejo ( ABC )