Se están dando casos muy curiosos, por no llamarlo auténticas cabronadas, en este país -al que le está quedando demasiado ancho y largo el nombre de España- como consecuencia de la falta de la capacidad de la tropilla de descamisados intelectuales que se han apoltronado en los pesebres del poder y se están poniendo hasta las orejas de forraje.

Casos o cabronadas -si, más bien lo segundo- que nos deja a la personas decentes, o sea, a los que no somos políticos, en unas inaceptables condiciones que dan de plano en lo que la Justicia denomina secuestro y que nos deja en total desamparo.

Esta banda de gilipollas con diploma de primera categoría, orlado y sellado, además de arruinarnos después de arruinar indiscriminadamente toda clase de negocios lícitos -el suyo, la política, está boyante- y en el paro a otros, también parece que están decididos a matarnos de hambre, pero eso sí, después de multarnos previamente.

Puro atropello al derecho más elemental.

Eloy R. Mirallo ( El Correo de España )