
BARRIO SESAMO
La escena es real. El ministro de Ciencia y el portavoz del Ministerio de Sanidad explicando a los niños cómo se extienden los pliegues de la mascarilla sobre el rostro. Como en Barrio Sésamo, ahora estoy arriba, ahora estoy abajo.
Se emplearon a fondo en el encuentro con la infancia: «El Ratoncito Pérez tiene salvoconducto permanente para ir a donde tenga que ir (Duque) y además de salvoconducto seguro, tiene los equipos de protección adecuados para ni enfermarse él ni infectar él a los niños en el caso de que tuviera la infección (Simón)».
Fin de la cita que recuerda cuando a través de la única televisión, ante lo que nos quedábamos parados mirando como las vacas al tren, salían Epi, Blas, Coco, y Triqui, zampando galletas. La diferencia entre los representantes del Gobierno de España y la primera ministra de Noruega, que hace un par de semanas hizo un Aló Presidenta con la infancia de su país, son nuestros 20.000 muertos oficiales más los miles de fallecidos a los que la estadística ha convertido en los españoles que no cuentan, desaparecidos en tiempo de pandemia.
El gurú del presidente del Gobierno, Iván Redondo, llegó hace tiempo a una conclusión que explica en sus charlas-taller: «Son las emociones, estúpido… yo antes me emociono y luego pienso, primero siento y luego decido. Esta es la manera de afrontar cualquier campaña electoral y cualquier cuestión en política».
Apaga y vámonos. Francisco Vázquez, del PSOE antiguo, dice que «Sánchez ha declinado la dirección del país en un mercenario». Se trata de emocionar para después ofrecer el pensamiento hecho. La receta del gurú está disponible. No hay más que buscar en el archivo más reciente. Los niños son los olvidados de esta crisis.
Desde el primer día se puede dar un paseo al perro pero a la infantería de la casa que la entretengan Duque y Simón. La España del coronavirus vive a oscuras de la realidad porque lo importante son los sentimientos. Como concluye Redondo: «Las principales emociones que tenemos, con las que se puede jugar en campaña electoral son el miedo, el rechazo, la esperanza, la ilusión…».
El color negro expresa el luto pero ese sentimiento no cotiza al alza en este trance. Ni con el mayor número de fallecidos por habitante, ni con el caos del recuento de víctimas o la compra de material fallido se reconocerán los hechos porque el manejo de los sentimientos se factura en un laboratorio del poder con cargo al erario.
Por eso estamos así. Jugando a Barrio Sésamo y exaltando a los extremos para que el ambiente esté caldeado. Urge que alguien exponga razones -sin esas voces y aspavientos que tanto le gustan a Sánchez-Iglesias, cada día más fan de Vox- y una al conjunto de los españoles en la moderación para salir de esta. Como dice el alcalde de Madrid, «con más democracia y libertad», no con menos.
Juan Pablo Colmenarejo ( ABC )
viñeta de Linda Galmor