
» BARRIO SÉSAMO » PARA ADULTOS
El cincuenta aniversario de «Barrio Sésamo», escuela televisiva en la que se formaron las generaciones previas a la de los nativos digitales, ha contado en España con José Luis Ábalos como maestro de ceremonias.
Si el alcalde de Nueva York le puso una calle al programa de Jim Henson, aquí hemos tenido la suerte de que el ministro de Fomento en funciones interpretase en directo y para todos los públicos a Coco, el personaje encargado de instruir a los niños en el manejo de los conceptos antagónicos más básicos -cerca y lejos, arriba y abajo-, ayer adaptados por Ábalos a un manual de estudio y resistencia basado en la interpretación del bien y el mal y argumentado sobre la perversión sistemática de cualquier valor.
Los peluches de «Barrio Sésamo» eran pasablemente amorales, por distraídos. La izquierda que insiste en rendirles homenaje, en cambio, es premeditadamente inmoral.
Como la respuesta de Pablo Iglesias a la sentencia de los ERE de la Junta de Andalucía -sin referencia alguna a un PSOE al que ahora se abraza, como a las orejas de un sillón vicepresidencial-, la intervención de José Luis Ábalos fue ayer una lección magistral de maniqueísmo para abonados, un cuento dirigido a fieles adiestrados y adoctrinados en el relativismo. En silencio, Pedro Sánchez es Jim Henson al mando de su teatro de títeres. Doctorado en corrupción, guionista de guiñol, ayer no dijo ni mu.
La hipocresía de la que hizo gala esa izquierda que se abraza y se tapa las vergüenzas, alguna del tamaño de un cortijo, no se improvisa de un día para otro, de la misma manera que no se monta en una tarde una banda de delincuentes en la Junta para sostener con los votos andaluces al PSOE en el Congreso.
Todo lleva su tiempo, magnitud que para el socialismo de Pedro Sánchez, doctorado en aguas fecales y pasadas, es tan elástica como la moral que despacha y etiqueta junto a Pablo Iglesias. Cincuenta años después del estreno de «Barrio Sésamo», hay que reconocer que la televisión, ahora con Ábalos como instructor, ha evolucionado hacia otra dimensión del conocimiento.
De aprender a distinguir lo que estaba cerca y lejos hemos pasado a instruirnos en la distancia política que va del bien al mal.
Jesús Lillo ( ABC )