
BREXIT: UN MAL NEGOCIO
En reiteradas ocasiones, defendimos que la Unión Europea es el mejor proyecto de ciudadanía que existe en todo el globo terráqueo, a pesar de las sombras que se ciernen, y alargan, sobre ella.
Dos de esos nubarrones son el populismo y el nacionalismo rampante de algunos grupos. Consecuencia de ese estado de cosas es el Brexit, que ayer se cobró a su última víctima, la premier Theresa May, pero que aún se llevará muchas personas y cosas por delante.
Brexit es un mal negocio para todos, pero en particular para los británicos, que en esto se olvidaron de su tradicional racionalidad y pragmatismo. Por eso todo ha sido un disparate desde aquel referéndum del 23 de junio de 2016. Durante dos años han malgastado el tiempo en preparar una huida de Europa que no quieren en el fondo de su corazón ni de su bolsillo.
Ellos saben que estar unidos al resto de Europa no solo es una buena idea: es, sobre todo, una necesidad que impone la Historia, aunque algunos catetos sostengan lo contrario.
Sufrimos el populismo cortoplacista de un conservador británico llamado Cameron. Dios nos libre de los políticos tontos que se creen listos.
El Astrolabio ( ABC )