
Una tarde en que nublaba,
el día de tristeza muerta…
me senté en el aire,
buscando un ‘porque’,
a tanta tristeza.
Sentí que nubes cargadas de agua,
tomaron mis ojos
y sobre mi alma comenzó a llover,
no sé de que cielo.
Y sorprendida,
comprendí que el llanto,
a veces es mejor,
porque aunque es amargo,
alimenta el alma.
Mucho ánimo.