
Qué hermosa eres,
libertad. Dios mismo
te vio lucir,
ante el primer abismo
sobre su pecho,
solitaria estrella.
Una chispita
del volcán ardiente,
tomó en su mano,
y te prendió en mi frente,
libre llama de Dios,
libertad bella.
José Saramago
Feliz tarde y mucho ánimo.