La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide,
ni siquiera palabras.

Llega de lejos y sin hora, nunca avisa,
tiene la llave de la puerta,
al entrar siempre se detiene a mirarnos.

Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso, que el corazón palpita
demasiado veloz.

Feliz Sábado y mucho ánimo