
No es que sea cabezón, como le dijo ayer María Jesús Montero, es que se sabe fuerte porque tiene interlocución directa con el presidente.
Y cuando encuentra trabas en los ministros «técnicos» los resuelve haciéndoles un puente.
Sánchez le envía primero a su gente para forcejear y al final siempre cede, Iglesias gana todos los pulsos todas las veces; ha ido volcando la correlación de fuerzas desde una posición en apariencia más endeble y a base de crear conflictos ha logrado convertirse en el eje sobre el que gira toda la agenda del Gabinete.
Desde el principio entendió que su supervivencia pasaba por hacerse influyente y que mientras le garantice a su socio la permanencia en el poder puede hacer lo que le de la gana.
Ignacio Camacho ( ABC )