
Como todos sabrán se han cambiado el nombre de varias calles de Palma de Mallorca al amparo de la Ley de Memoria Democrática y la específica normativa “taifal” de la Ley de memoria histórica balear.
Doce en total, entre ellas a los almirantes Cervera, héroe de la guerra de Cuba, Churruca, héroe de la batalla de Trafalgar, donde encontró la muerte a bordo del navío de línea San Juan Nepomuceno, y Gravina, héroe también de la batalla de Trafalgar. También se ha eliminado una calle dedicada a Toledo, porque en el acuerdo para dar dicha denominación se recordaba la gesta del Alcázar.
Pero mira por donde, a lo mejor tenemos solución integral. Como el saludo fascista se hacía a golpe de ¡Arriba España¡, vamos a acabar con el problema de una vez.
Le cámbianos el nombre a España, porque eso de España recuerda mucho al franquismo y no respeta la diversidad de los pueblos oprimidos por el estado español, además da asco a la nuevas generaciones de muchachos y muchachas demócratas y demócratos, libertarios/as y sexualmente binarios/as. Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas y todo solucionado. Seguro que satisface a ese estercolero intelectual y moral en que chapotea el PSOE junto a sus socios podemitas y separatistas.
Yo sugiero que para ir abriendo boca cambiemos el nombre de la Comunidad Autónoma des Illes Balears, para que eso de Baleares no nos traiga a la memoria el infausto recuerdo de los fascistas que murieron a bordo de un barco luchando contra la democracia.
Por ejemplo, Comunidad Autónoma des ximples del cul, que es un nombre muy inclusivo, respetuoso con el hecho diferencial multicultural y resiliente, a la moda democrática de hoy en día.
Mateo Requesens ( El Correo de España )