
Permitidme que le cambie el nombre a Perro Sandez, queridos niños, pues nobleza obliga ante el fin, definitivo, del sistema educativo. Le he llamado “cum fraude” porque de todos es sabido que este pérfido resentido ha perpetrado un Real Decreto Ley por el cual, con un descaro sin par, legaliza el analfabetismo, ese mal combatido siglos ha.
Desde hace 2 semanas, suspender es un placer, pues los alumnos no necesitan aprobar asignaturas según estos caraduras (iba a hacer la rima con “hijos de puta”). ¡Todos tenéis derecho a ser titulados sólo con permitir ser expoliados! ¡qué ningún indigente mendigue sin licenciaturas, predican estos caraduras!
3 mil años de evolución –año arriba año abajo – tirados al carajo por la sinrazón de estos iletrados, los políticos ramplones de este Gobierno de masones (iba a escribir “cabrones”). A la espera de la vacuna y la panacea de la inyección, ¡qué mejor manera para convertir a Espena en una patulea, que anular al profesor!
Los alumnos pasarán de curso sin necesidad de aprobar, ¡menudo abuso! Cómo se atreven a dudar de la intelectualidad del espenol, esa raza elegida que abomina del sol y anhela, y aplaude, vivir encerrada en un puto salón. Esa estirpe infernal, mezcolanza de 1.001 inculturas. ¿Quién recuerda nuestra etapa imperial, donde la mixtura era el empeño en nutrirse de otras culturas?
Ya no hace falta mentir ni conspirar para obtener títulos académicos sin par. Cum Laude es nuestro presidente-fraude que ha legalizado la mezquindad. Ahora, cualquier retrasado mental tiene derecho a destacar sobre los demás… ¿sobre los demás, de verdad? ¡Si dentro de 2 décadas todos serán igual! colectivismo de manual, se premia la subnormalidad.
Ya no hará falta plagiar tesis ni pagar títulos académicos ni másters del universo, nada podrá parar esta aberración que ellos llaman libertad: igualar a todos no desde arriba, sino desde abajo. Señoras y señores, travestis y asexuados, fachas y comunistas, letrados e iletrados; monárquicos y republicanos.. a todos os digo: hemos llegado a nuestro ocaso.
Este golpe definitivo a la españolidad (ese crisol de letrados ancestrales) es de tamaña barbaridad que hay que remontarse a los anales para hallar algo ligeramente semejante. ¿Dónde está el límite a su iniquidad? ¿quién o qué será el parapeto a estos anormales?
Ni el psicópata Kalergi, el del “plan”, pudo vislumbrar tamaño talento para destrozar todo atisbo de civilización. Es tan abrumadoramente colosal su traición que Espena entera llora… ¡pero de emoción! jamás de pena, pues más abrumador que la perfidia es el haz de la nación, ese rostro que el comunismo adora, que ya ni tiene envés, pues ya no hay cruz. Qué nos den, merecemos toda esta sinrazón por haber abandonado la patria a las manos más perversas de todas: la globalización.
¡Quién fuera ahora estudiante, protagonistas de tamaño disparate! Dispárate, como hizo Blesa en el suicidio más increíble del mundo. Ya no hace falta ser nada para tenerlo todo, no hay que saber, sólo tener poder. Murió la intelectualidad, la mataron, la pobre molestaba a los demás; a esos que lo dominan todo, esos magnates que, dentro de poco, serán estos jóvenes que ahora pasan de curso suspendiéndolo todo.
Esos magnates sostenidos no sólo por Soros, sino por todos vosotros: malditos retrasados mentales severos, diga lo que diga este, vuestro Gobierno.
Menos mal que soy mortal.
César Bakken Tristán ( El Correo de España )