QUEMAR EL TEMPLO.
-Cuenta la Historia que un tal Eróstrato, pastor de Efeso, era un pringao.
-Y además un loco tonto los cojones que estaba obsesionado por que su nombre quedara en los anales, pero que por sus muchas limitaciones personales, lo tenía crudo…
-Entonces no se le ocurrió otra burrada que pegar fuego al templo de Artemisa, considerado una de las siete maravillas de la antigüedad, para así que su insignificante nombre fuera recordado…Bueno, la historia sigue y los que ya la conocen no necesitan de mi parte más explicación y los que no, pues que lo miren en la Wiki.
-Su acción ha dado lugar al término «erostratismo», que según el Diccionario de la lengua española significa: «Manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre».
-Y ahora vamos a lo que vamos: hoy y aquí los “erotratistas” son plaga…Los insignificantes hombrecillos y mujercillas ¡ojo! que de todo hay, ansiosos de poder y de inmerecida prevalencia, buscan una relevancia que les auto satisfaga y así,…muchos…legión de ellos, se dedican a la política….Bueno, quiero decir que pretenden medrar dedicándose a tan elevado menester, no que en realidad esta les importe un carajo.
-Y claro, surgen de la nada; se enquistan en, o fundan partidos y como no son más allá de pura mierda, incendian cosas…Lo que sea; los brutos las calles y los más brutos, instituciones: gobiernos, parlamentos y todo aquello que puedan prender con sus humeantes antorchas y perversas intenciones.
-Los unos, los otros y los demás allá…
-Que cada uno ponga nombres, según su buen o mal criterio que no quiero que me salte enseguida algún gilipollas de guardia, acusándome de que cojeo de la zanca izquierda o de la derecha.
-Que yo me mantengo erguido con el centro…Con el “centro” de mi anatomía masculina.
-¡Y con dos cojones!…Aviso.
Agustin Muro