
EPISTOLA A LOS PODENCOS, LAS PODENCAS Y LOS PODENQUES
-En verdad, en verdad os digo que tenéis al maligno dentro…Si, ¡queridas y confiadas bestezuelas!…¡Y ese es vuestro mal mayor!
-Hasta vosotros llegó desde el árido desierto de la pobreza y el desamparo, vestido con los humildes harapos del benéfico profeta, para anunciaros el camino que os habría de conducir a la nueva tierra donde mana la leche y la miel….
-¡Pero una leche pa vosotros!
-Luego en su maligna perversidad, cambió sus humildes ropajes, por el oropel y la púrpura para aparecer ante vuestro ojos, como el nuevo mesías que habrá de transportaos al paraíso del goce eterno, pero hete aquí que lo que hizo fue instalarse él mismo en los palacios y en los amenos jardines donde en exclusiva disfruta de la pompa y el boato que tanto ansiaba.
-Bien es cierto que los menos tontacos de entre vosotros, al punto llegaron a colegir su malignidad y se la piraron hacia horizontes más propicios para ellos, alejándose de su influencia y el dañino control, proclamando su herejía errejoniana…Pero esos espabilaos fueron los menos.
-Y por eso hoy os veis en la contrita condición del desengaño y además poseídos del to y pasiempre, al tener en vuestro seno al mal, de modo y manera que os ponéis a exorcizarlo con furiosa determinación, o tenéis un muy aciago futuro.
-Dicho lo cual os conmino enérgicamente a que con del modo que vuestra pocas luces os permitan, expulséis de vuestro seno al maligno, para que libres de él de una punta vez y a imitación de los errejonianos, podáis salvar vuestros temblorosos culos, fundando nuevos y humildes oasis en la inmensa aridez del desierto al que os ha conducido y así surjan nuevas “Más Mursia”, “Más Teruel” o “Más Castilleja de la Cuesta” que un pueblo mu majo donde hacen unas tortas de aceite buenísimas y así podáis decir que habréis logrado “hacer de la torta un pan”.
-Es que si no, vuestra triste música de fondo va a ser “el llanto y el crujir de dientes”…¡Avisaos quedáis!
Agustin Muro