
Si tuviera que hacer una foto literaria rápida de Pedro Sánchez – lo que los profesionales siempre llamaron “una instantánea” – en mi cámara aparecería el rostro de Al Pacino en la penumbra una habitación con gesto serio, diciéndole a alguien a quien va a eliminar; “Solo son negocios”.
Esa frase resume la única verdad de este personaje amoral que paradójicamente tiene como socios de gobierno a gente que nunca miente porque ninguno de ellos oculta que su objetivo es conducir a España a un escenario político y social que la debilite y la lleve a perder espacios de libertad y de bienestar económico y social.
Sin embargo Sánchez merece una foto más completa para que cuando pasen los años se exponga su imagen entre los personajes más indignos de la historia, con los que compartiría su condición de mentiroso y liberticida.
A estas alturas y con los antecedentes acreditados por el Presidente del gobierno a nadie se le oculta, ni en España ni en Europa, su desdén por las normas parlamentarias en democracia, su falta de respeto por la obligada transparencia que contempla la ley, su desprecio por la separación de poderes, su abuso clandestino de los medios del estado para disfrute personal, familiar y de sus amigos, su sistemática conculcación de las promesas electorales con las que engaño a los electores, y su enfermiza obsesión por mentir a todas horas.
Todo esto que hace Sánchez lo hacen los dictadores y sé que le resulta muy duro a sus seguidores honrados aceptar estas evidencias, pero si se paran a considerar que el socialismo no es eso tal vez concluyan que el que ha traicionado a esa siglas es él.
El Partido Socialista Obrero Español se perdió por el desagüe de las alcantarillas de la historia el día que este personaje amoral se rodeó de la tropa más mediocre que aún quedaba en sus filas y puso sus siglas centenarias exclusivamente a su propio servicio… y al de su Begoña.
Creo que el desprecio que muchos españoles sentimos hacia los etarras que asesinaron a 839 hombres, mujeres y niños y secuestraron o extorsionaron a otros más, no es comparable con el dolor de los familiares de las víctimas, muchas de ellos socialistas, a los que Pedro Sánchez desprecia y humilla.
De la misma forma que cuando alguien anda como un pato, grazna como un pato y caga como un pato es un pato, si hace las mismas cosas que un dictador es un indecente. Lo único que me cuesta entender es por qué le aplauden a rabiar los diputados socialistas que han llegado a esta misma conclusión .
Diego Armario