EL DILEMA DE CIUDADANOS

No me gusta hablar de conspiración, por su tufo siniestro. Pero que existe una para que Rivera pacte con Sánchez salta a la vista. Que lo pidan los empresarios puede explicarse porque evitaría que Podemos participe en el gobierno, aunque sea desde cargos secundarios. Pero que haya sido Rajoy quien lo propicie asombra, primero, porque viene guardando silencio en asuntos políticos.

Luego, porque significaría tener a Sánchez muchos años en La Moncloa. Puede que le haya salido el Registrador de la Propiedad, para quienes un gobierno «moderado y centrado, con la mayoría asegurada» prevalece sobre todas las demás opciones. La guinda en esta presión sobre Rivera la han puesto Macron, que empieza a tener a Sánchez como aliado en el pulso que sostiene con Merkel para liderar Europa.

Imagino que cada cual tendrá su idea sobre el asunto y a todas ellas las asiste su parte de razón. Como que en la cúpula de Ciudadanos haya hoy un debate tan profundo como encendido sobre ello, aunque se oculte. Mi idea particular es que harían bien en no escuchar esos cantos de sirena por una razón muy sencilla: Pedro Sánchez no es hombre de fiar.

No tiene principios y traicionaría no ya a Cs, sino a España, para sobrevivir. Alguien que aceptó sin chistar en Pedralbes los 21 puntos de Torra, entre ellos un «relator», que le dijo a Junqueras «no te preocupes» en el Congreso, que presionó a la Abogacía del Estado a rebajar de rebelión a sedición la pena de los acusados por el procés y que está vendiendo Navarra al nacionalismo vasco no merece el menor crédito.

Admito que también podrá traicionar a los nacionalistas si le conviene y a Podemos, como está ya haciendo, aprovechando su debilidad y relegándole a un papel secundario en su gobierno. Pero bastante más grave es que traicione a su propio partido, acallando a los que reclaman la E de español en sus siglas.

Además, Ciudadanos sería el primero en salir malparado. Si después de decir lo que dijeron Rivera y su colaboradores sobre Sánchez, facilitan su elección como presidente del gobierno, las dudas sobre ellos no harán más que aumentar y aquellos que abandonaron el PP por encontrar demasiado blanda la política de Rajoy hacia la izquierda y los nacionalistas regresarán o no votarán.

Aparte de que, una de dos: o la política de ese gobierno «moderado y centrado» es la de Casado y Rivera, cosa que descarto, o es la de Iglesias y los independentistas, de cargarse la reforma laboral e iniciar un diálogo sobre Cataluña, el indulto de los líderes procesados y restaurar los artículos del último estatuto eliminados por el Tribunal Constitucional.

Ya sabemos la postura de Sánchez al respecto: «España es una nación de naciones». En sólo una cosa le doy la razón: es él o nuevas elecciones. Mejor éstas que él. Así que cada mochuelo a su olivo y a votar las veces que sean necesarias antes de que gobiernen quienes arruinarían España y, encima, la trocearían. Pero es una opinión particular y estamos en democracia. Todavía.

José María Carrascal ( ABC )