EL GANADO IDEOLÓGICO

Los librepensadores están escondidos o escasean en estos tiempos en los que el dogma tiene más seguidores que nunca, distribuidos entre los que adoran un tótem, un becerro o lo que es peor a un indocumentado erigido en profeta de una de las dos verdades existentes,  en unos tiempos en los que quienes se sitúan en tierra de nadie están desnudos, y por eso prefieren guarecerse al abrigo de unos grupos, que cada día se parecen más a una secta.

Creo que es una cuestión de inmadurez sentir la necesidad de asociarse  ideológicamente a un grupo y rendirle a su jefe obediencia y pleitesía, renunciando a la opción de disentir de la doctrina oficial que profesa, porque  quien  prescinde de la lógica, la razón y la experiencia para formarse un criterio sobre asuntos principales que afectan a la vida, la salud, la libertad, el bien y el mal, se está convirtiendo en un borrego… y al final bala.

Un librepensador está en las antípodas de un sectario y por eso no tiene que llevar en su bolsillo un catecismo ideológico para posicionarse en cada caso y  por eso no teme disentir de la manada.

Siempre he sostenido que no hay nada más aburrido que una persona absolutamente previsible porque hasta los que creen en Dios a veces dudan de su existencia y a los ateos en ocasiones les carcome por dentro la duda, y no me tomen este ejemplo como un nuevo elemento que introduzco para el debate porque, en ese tema de creencias y ausencias, yo sigo estando en tierras movedizas.

Resulta muy aburrido hablar con un guión político social preestablecido,  y por eso yo frecuento compañías de todo pelaje formada por gentes suficientemente listas y cultas como para no caer en la ordinariez de construir nuestras conversaciones sobre la insoportable levedad de algunos seres.

Para mí la palabra librepensador es una de las más bonitas de nuestro idioma que ha hecho simbiosis de dos conceptos hermosos que lamentablemente no se dan con frecuencia entre muchos de nuestros paisanos, de uno y otro lado, porque ni piensan ni son libres, y lo peor de todo es que no lo saben.

Solo les pondré un ejemplo  a modo de epílogo:

Imagínense a quienes hasta hace unas horas decían que había que apoyar a Maduro,  porque el fascismo internacional que representan Merkel y Macron , Trudeau y Trump es absolutamente intolerable, y unos días después  reciben la consigna de que  hay que cambiar de criterio  a favor de Juan Guaidó , porque ahora el veleta del Falcon ha llamado tirano al camionero gordo.

Esto es un lío y la culpa la tiene la escasez de lecturas de quienes solo tienen un libro de cabecera

Diego Armario