EL LÍDER Y EL PHOSKITO

Ni un pleno ordinario se ha celebrado en la Asamblea de Madrid desde que él es diputado autonómico y ya está pensando en irse de allí. Ni el plumier ha abierto. El partido de Errejón, mejor dicho, el partido al que llegó Errejón una vez que Iglesias le mandó al gallinero del Congreso tras su intento de golpe de mano en el populismo (Vistalegre II), piensa ahora en enviarle a las Cortes en las elecciones del 10 de noviembre.

Todo en la «nueva política» transita de un lado a otro a semejante velocidad que no nos acostumbramos a esa movilidad de catacaldos. Miren si no al propio Iglesias, que en un abrir y cerrar de ojos pasó de un pisito de 50 metros en Vallecas, heredado de la abuela, a un chalé con piscina en Galapagar.

La presencia de Errejón en la parrilla electoral pone a comer del mismo plato a tres candidaturas de izquierda: la de Sánchez, la de Iglesias y la de aquel fundador de Podemos, al que ya no se le irá nunca el remoquete de «el chaval de la beca» por aquellos dineros públicos cobrados por no hacer nada, purgado más tarde, como tantos otros en Podemos, y que se arrimó a Carmena para resucitar su mortecina carrera política.

El fracaso populista en Madrid el 26-M le dejó a medio camino entre ningún sitio y las ganas de liderar no se sabe muy bien qué, pues con la jubilación de la exalcadesa, Mas Madrid quedó huérfano de alguien con un tirón electoral testado.

Todo en el movimiento populista tiene un aire de tardo-adolescencia, casi entrañablemente ingenuo, de díscolo zangolotino que pretende ajustar cuentas a un montón de ogros (el capitalismo, el más despiadado a sus ojos) a los que promete dar muerte en una batalla sin tregua. Sin tregua pero muy bien colocado, claro, que buena parte de ellos estaba mano sobre mano hasta que descubrieron su «talento» político.

Hace dos años triunfó en Cádiz un cuplé de la chirigota del Bizcocho en carnaval. Aquello era una copla de risa pero se parece tanto a lo que pasa, a ese turbión de inconsistencia, que merece ser recordado:

Errejón y Pablo Iglesias mantienen sus diferencias/ Yo ya lo de esos dos no lo veo que cuadre/ Encima los han votado e Iglesias es el que ha ganado/ Por eso fue Errejón llorando a su madre/ «Ay mamá, mamá yo quiero mandar igual que Pablito»/ La madre lo abraza le da su beso y su Phoskito/ «Ay mamá, mamá quiero una coleta como Dios manda»/ «Íñigo cariño si a ti no te sale ni la barba»/ «Ay mamá mamá yo quiero ser líder de la lista, ser un líder para las masas»/ «Tú puedes ser líder de lo que quieras, pero a las diez te quiero en casa».

Álvaro Martínez ( ABC )