EL MIEDO, SÍ QUE ES LIBRE

Los falsos valientes aparecen por doquier, como bolardos que no dejan pasar el verdadero sentimiento que esconde el duelo. El miedo es libre, tanto que alcanza hasta a la Cup: ninguna de sus estrellas apareció por el paseo del horror haciendo gala de esa solidaridad que arrastran como cadena perpetua. Como tantos otros, tengo miedo.

Más aún cuando el independentismo empieza a enseñar la patita. Para echarse a temblar. Pero sobre todo tengo miedo de que vuelva a ocurrir. En Barcelona o en cualquier otro lugar donde los niños levantan castillos de arena.

Tarde o temprano pasará, de la misma manera que se repiten los terremotos con réplicas aún más fuertes. Con la diferencia de que los accidentes naturales se toman con resignación mientras que los atentados provocan una rabia que uno creía agazapada….

Pedro Narváez ( La Razón )