
Que estas Navidades no son tan blancas como las de otros años sino más bien negras y terroríficas debería considerarse un axioma y como tal no haría falta que yo les demostrara su evidencia.
Entre la pandemia provocada por una familia de virus mutantes que no se cansan de jorobar a la humanidad y el Gobierno socialcomunista que tenemos -formado por otro tipo de mutantes que tampoco se cansan de hacernos rabiar- estas fiestas pasarán a la historia como las más tristes que se recuerden en los últimos cinco mil años, desde los albores de la cultura sumeria.
Pero no hablemos hoy del Gobierno: dejemos a nuestro presidente beber champán tranquilamente con Pablo Iglesias, Otegui y Rufián, y brindar con ellos mientras elaboran en comandita una nueva Constitución y un nuevo sistema jurídico que desespañolice a los españoles y vacíe sus bolsillos de todo objeto de valor, a fin de cumplir su sueño bolivariano de arruinar material y moralmente a la nación.
Y como no podía ser menos, pero sí más, mando a todos mis lectores un abrazo y el deseo de que no decaiga nunca, nunca, nunca, su sonrisa, a pesar de todas las penalidades que sufran en la vida. Y también les felicito las fiestas con una copa en la mano, una sonrisa en la boca y un papel en mi mesa que tiene escrito lo siguiente:
Con mi copa de champán
os deseo a todos bien
y una alegría sin fin
que no tenga parangón,
pues aunque el virus aún
no lo ha extinguido ningún
ungüento o poción
que exista en el botiquín
del mayor gran almacén,
el Gobierno tiene un plan
y sus ministros están
trabajando a todo tren
a golpe de boletín
para salvar la nación
de hacer crac y cataplún
con el sentido común
que aporta el Doctor Simón,
que es sin duda el paladín
de esta lucha, pues es quien,
a modo de capitán,
manipula con afán
el mango de la sartén
contra este virus tan ruin.
Hombre de tal condición…
¿habrá otro por algún
lugar como él?… Según
mi muy modesta opinión
si lo cogen en Pekín
lo cocinan al gratén
por granuja y charlatán.
Alberto González Fernández ( El Corro de España )