
Al «agipro» (agitación y propaganda) que viene de Orwell pero que se lo había apropiado la izquierda, se le ha vuelto en contra y ahora es patrimonio de la derecha que le da a la izquierda su propia medicina.
Ante La Cibeles, el día del Padre, 19 de marzo, junto al ayuntamiento de Madrid, recibió unas buenas dosis el gobierno malévolo que nos cayó encima para destrozar a la España que odia.
Por razón logística el alcalde Almeida que quizá estuviera en las ventanas de Magno edificio, contemplando el espectáculo, recibió de soslayo unos buenos lampreazos. Se acabaron las medias tintas y el mamoneo del que tantos sacan partido alimentando el cuento criminal que tan poca gracia hace a los trabajadores que se ven en las últimas.
Como los depravados sindicatos de clase UGT y CC.OO, los de las mariscadas que no barricadas, y puteríos, para los que también obtienen dinero; los que tanto dinero chupan del gobierno porque se lo da, traicionaron a los trabajadores que debieran defender, pues ahora dieron la espalda a los trabajadores para defender al gobierno que les da de comer y enriquece a espuertas, y corrompe hasta reventar; no le muerden la mano.
Le apoyan como viles esbirros de la causa criminal. Incomprensible. Pero cierto en este mundo al revés, para matar a los débiles y no ayudarles, aunque se justifican en ellos.
Nunca mejor se le cantaron las verdades del barquero a este gobierno asqueroso. El secretario general de Solidaridad, Rodrigo Alonso estuvo magistral y por si fuera poco, después habló Santiago Abascal que ya fue la guinda de la tarta.
Se vio más patente que nunca la valía de Abascal; es un hombre de estado entero capaz de ser la alternativa y hacer un verdadero frente a esta chusma gobernante que nos destroza y humilla en la miseria propia de Venezuela. Abascal gobernará pronto España con mano firme para encerrar a sus enemigos, y mandarlos a su sitio: el infierno. No hay otro remedio porque ya juraron que si gobernaba la derecha no la dejarían.
Hay que volverlo a escuchar todo porque no tiene el menor desperdicio. Por si no bastará la demostración que Pedro Sánchez es el mayor enemigo, y vende España al primer gitano que pase, ayer actuó de pirómano contra España.
Fue a poner el fuego fuera de España, por si no le llegara dentro, entre Marruecos y Argelia, quizá recordando la invasión aprovechando que aquello nadir lo iba a defender como así fue ya que el rey no movió ni un solo dedo y no dejaron a la legión defender la zona que fue humillada. Los españoles tuvieron que abandonar y salir de allí, con las orejas gachas para regocijo de los enemigos de España.
¿Quien le mandaba a Pedro Sánchez meter fuego entre Argelia y Marruecos con los antecedentes que tiene entre los dos? Pues lo mismo que cuando metieron fuego entre los españoles al violar la tumba de Franco: la maldad y estupidez de esta maldita gente en el poder.
Pedro Sánchez tomó la decisión sin contar con nadie, como suele hacer el dictador que luego ha de decir que es demócrata. Sin pasar por el parlamento y como el vil dictador que es, toma una decisión que será letal para España ya invadida a diario a través de la valla, y tampoco hace nada para impedirlo.
Les da el Sahara español que nos robaron en semejante situación los moros para que se maten con los argelinos que nos mandan el gas y ya muy molestos por proteger al jefe del Frente Polisario, con cuyo país están a muerte. Sánchez siempre la está liando y mientras más gorda más le gusta.
Ahora se mete con el lenguaje que ha de usar la guardia civil en sus informes sobre la huelga de transportes en beneficio del gobierno. No puede decir «piquetes», ni «huelga» que sustituirá por «paro» y «activistas», considerando «reunión ilegal» a la de más de 20 personas. El gobierno pide más «contundencia», en la huelga de transportistas.
El socialismo se acaba en cuanto se termina el dinero de los demás, y en esas están, tratando de llevarse hasta el último euro de los españoles antes que tengan que salir por piernas para los paraísos fiscales.
Fígaro ( El Correo de España )