
EL ÚLTIMO TROPIEZO DEL » MESÍAS »
Cuando no está de Dios, no está de Dios y a perro flaco, todo son pulgas… Al congreso de tormentas que tiene convocado Podemos desde lo del chalé de Galapagar, momento en que comenzó su mudanza al crepúsculo, hay que sumar ahora la pifia del cartel del regreso del líder (el 23 de marzo) tras su trimestre de retiro paternal.
Lo que pretendía ser un anunció sobre la «gloriosa» vuelta de Iglesias al liderazgo populista (o lo que quede de él), se le volvió tan en contra que terminó por retirar el grotesco aviso después de que fuera vapuleado por constituir, en ese submundo de las políticas de género, un macromachismo de manual.
Eso de destacar la sílaba «el» debe ser algo demasiado machistorrón, bastante más para ese submundo que cuando confesó que le gustaría «azotar hasta que sangre» a una periodista, porque entonces no le dijeron ni pío.
Tan mal le sentó ayer el cartel al propio Iglesias que dijo «no sentirse representado» por ese VU(EL)VE. En la cúpula de Podemos un «no me siento representado» es el eufemismo de «pero qué c… [a elegir el sexo del órgano] estáis haciendo», que es seguramente lo que, hecho una hidra, les espetó Iglesias desde Galapagar a los que anunciaron su «venturosa» vuelta a la primera línea de la política tras el trajín de pañales y biberones.
No nos detendremos en comentar el tufo redentorista del lema, tan ridículamente aparatoso, tan de la casa. Comentaremos mejor lo que en realidad significa esa lechuguina impostura: el reconocimiento implícito de la actual debilidad del populismo comunista, desguazado en toda España solo un lustro después de aquel mitin fundacional de Sol, a la vera de la pastelería «La Mallorquina» y con Carmen Lomana como «groupie» del movimiento rompiéndose las manos a aplaudir.
Tanto añora aquel momento Iglesias, aquellas vacas gordas, que esa es la foto elegida para anunciar el regreso.
De los del mitin de Sol ya solo aparece él con «la gente». Nadie más en la foto. Ni Irene. Dentro todo suena a improvisación, a desconcierto, a «qué c… nos está pasando», a un barullo aturdidor que lleva, por ejemplo, a Echenique a animar a «todos y todas» a secundar la huelga feminista de mañana, para aclarar luego que él no parará «porque tiene mucho trabajo». Y tanto, Echenique, y tanto.
Álvaro Martínez ( ABC )