
EN EL ESCAPARATE
El que avisa no es traidor, así que después no se quejen. Acaba de comenzar eso que antaño llamábamos «veraneo» y que ahora, con el nombre de «vacaciones», se liquida en cuatro escuálidas semanas, embutido entre dos atorrantes atascos en carretera. Se zampa más de lo debido, se gasta por encima de lo aconsejable y se toma el sol como si se fuera a acabar. Hay cosas que nunca cambian, pero atención porque el mundo ya no es como era.
Antes, si te cambiabas en la playa y no eras muy hábil, lo peor que podía ocurrirte es que los de al lado te vieran fugazmente el trasero. Ahora, si se te resbala la toalla, se familiarizan con tu culo hasta los habitantes de Vladivostok. Y en cuestión de minutos.
Alfonso Rojo ( La Razón )