
ETA ( NO ) HA SIDO DERROTADA
Le ha llamado héroe y asesino a José Antonio Urrutikoetxea, «Josu Ternera», aunque lo de héroe queda restringido a un veterano militante socialista vasco, Jesús Eguiguren, que negoció con él, entre otros, la «retirada de la banda», mientras la inmensa mayoría le califica de asesino, por su larga lista de crímenes, mujeres y niños incluidos, no una vez, sino varias.
Para salir de este sangriento laberinto, me atengo a la palabra que usa Eguiguren: fíjense que no dice, como oficialmente, «disolución», «derrota» o «fin» de Eta, sino «retirada», mucho más ajustado a la realidad. Porque Eta no ha desaparecido, quedan, aparte de varias docenas de miembros en libertad, trescientos asesinatos por esclarecer e innumerable delitos por juzgar, entre ellos cuatro de Ternera.
No, Eta no fue disuelta, ni derrotada, sencillamente fue retirada de primera línea de fuego, cuando le convino al nacionalismo radical vasco, tras haber sacudido el árbol no de Guernica, sino español y haber caído las nueces, para usar la expresión de un afamado ex líder peneuvista. La palabra exacta sería fue «reemplazada» por Bildu, una vez mostrado su músculo y empezar a actuar en las instituciones democráticas, ya sin temor a detenciones, juicios ni encarcelamientos.
Los tiempos habían cambiado, Francia ya no era un santuario de etarras y el islamismo radical había mostrado la cara brutal del terrorismo. Era necesario pasar página, con borrón y cuenta nueva.
Lo demostró el propio Ternera entrando en el Parlamento vasco en 1998, donde formó parte, nada más y nada menos, que de la Comisión de Derechos Humanos, lo que nos advierte de la debilidad de nuestra democracia, de la osadía de los criminales y de los muchos cómplices que tenían, aunque también hay que destacar la valentía y tesón de los que resistieron, como El Correo Español-El Pueblo Vasco, pese a las pérdidas materiales y humanas sufridas. Al empezar a acumulárse las causas contra él, Josu Ternera huyó, iniciando un peregrinaje por distintos países durante 17 años, al que ha puesto fin su detención al pie del Mont Blanc en una operación conjunta de la gendarmería francesa y la Guardia Civil española.
Sin desmerecer para nada su labor, no creo en las casualidades y pienso que se le tenía localizado desde hace tiempo, en espera del momento oportuno, que llegó cuando había que quitar de los titulares la primera derrota de Pedro Sánchez en su nuevo mandato. La política sirve de celestina hasta a las acciones más nobles.
Josu Ternera es ya historia, más, enfermo como está. Lo que no es historia son sus crímenes. Eta tuvo que disolverse cuando España se convirtió en una democracia constitucional, pero no lo hizo. Al revés, inició la etapa más sangrienta de su «lucha por la libertad del pueblo vasco», que costó casi mil muertos vascos y españoles. No es afán de venganza exigir cuentas por ello a ese anciano enfermo. Es justicia con las víctimas y ejemplo para el resto.
José María Carrasacal ( ABC )