Hoy volveremos a oír consignas huecas lanzadas por oportunistas que han hecho del feminismo un modo de vida cómodo y sobre todo muy lucrativo.

Las veremos desfilar tras la pancarta del victimismo, pretendiendo englobarnos a todas en su estrategia de confrontación con los hombres, asimilados en su discurso a bestias incapaces de contener sus más bajos instintos, y su reivindicación de la igualdad traducida en discriminación.

Sus voces más señaladas, las mejor pagadas con cargo al contribuyente, nos repetirán eso de que cualquier varón denunciado por una mujer ha de ser considerado culpable mientras no demuestre lo contrario e insistirán en la necesidad de crear nuevos pesebres donde abrevar a sus adeptas.

Si el Covid no las detuvo hace dos años, pese a estar sobradamente acreditada la peligrosidad del virus, tampoco lo hará el respeto debido a las ucranianas que se están jugando la vida por defender a su país de la brutal invasión rusa.

Isabel San Sebastián ( ABC )