FRANCO Y LOS » FACHAS »

Tiempos complicados para la verdad. Al menos lo son para el Gobierno, que parece haber establecido una relación enrevesada con ella. Ayer mismo, Sanidad volvió a no apuntar muertos por coronavirus cuando solo desde el País Vasco se anunciaron dos fallecidos.

Es lo que se conoce como mentir a la cara, sin recato alguno, con la impudicia que lo hizo Marlaska, por ejemplo, cuando le enseñaron el papel que demostraba la purga del coronel Pérez de los Cobos, con una desahogo extraordinario, como si «la nueva realidad» de la «nueva normalidad» no tuviese nada que ver con lo que ocurre pues todo parece conectado a una especie de universo Matrix donde solo si tomas la pastilla roja estás en el lugar correcto.

Ayer se produjo la declaración del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, ante la juez que investiga si hubo alguna negligencia digna de reproche penal al permitir la macromanifestación del 8-M cuando, según el forense del caso, «la hecatombe» de contagios era previsible, pues había alertas más que suficientes en todo el mundo, como quedó demostrado al día siguiente del festejo feminista cuando, salvada la efeméride, el Gobierno cayó en la cuenta del desastre que se avecinaba.

Que Franco lo niegue todo y se defienda es lo normal, lo anómalo es la campaña orquestada por el Gobierno para evitar incluso su declaración, adueñándose para tal fin de los instrumentos del Estado a su alcance. (Aclaramos, del Estado, no del Gobierno).

Ayer se supo que la Fiscalía de Bérgamo, que investiga posible delitos en la gestión allí de la crisis, va a interrogar al primer ministro de Italia y que por allí desfilarán tres o cuatro ministros a los que se han abierto diligencias por posibles conductas negligentes. También en Francia la Justicia se ha puesto a la tarea y piensa indagar los pasos dados por el Gobierno de Emmanuel Macron. Y todo con la normalidad que requiere el respeto a la separación de poderes.

Aquí no. En España, Sánchez ha puesto a trabajar a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía para evitar que siga adelante la investigación contra la gestión de Franco en aquellos días. Naturalmente, el Ejecutivo y los medios afines a la causa progre se han volcado en desacreditar a la magistrada (alabada hasta el empalague cuando investigaba a políticos del PP), a la Guardia Civil (que tras la aludida purga, el vicepresidente segundo quiere desmilitarizar, quizá como castigo) y hasta al forense del caso.

Todos, unos «fachas» que van contra Franco.

Álvaro Martinez ( ABC )

viñeta de Linda galmor