Y no se asusten. Porque al «Dictator» que yo me refiero es al  «Dictator» romano, o sea al que nombraba el Senado cuando la situación de la Patria era de desastre y Roma estaba al borde del abismo, por la incompetencia de los Cónsules y la clase política (patricios y plebeyos), dividida y enfrentada.

En el «Dictator», aunque era elegido y designado, se concentraban todos los Poderes del Estado y podía hacer y deshacer a su antojo, aunque vigilado por el Senado. Normalmente solía ser un militar, pero también los hubo civiles… y su mandato tenía un límite prefijado (6 meses, 1 año, 2 años y renovable si persistía la guerra o la situación de desastre).

Y como yo creo que la situación de España es de verdadero desastre, gracias a los últimos Gobiernos, y especialmente al actual, formado por una coalición socialista-comunista, y estamos al borde o en el abismo… creo, insisto, que ha llegado la hora de darle el poder, todo el Poder, a un «Dictator», ya que estamos viendo que la Monarquía necesita una reforma profunda para ser algo más que un adorno y la República causa pavor, tras los fracasos absolutos de la Primera de 1873 y la Segunda de 1931.

Sí, en mi criterio, sólo un «Dictator», a la romana, o un «Sargento de Hierro» a la alemana, podría sacarlos del «pozo». En ambos casos, un hombre que asuma todos los poderes y pueda operar con el bisturí en la mano, para poder cortar y sanar todo lo que esté gangrenado y nos ha llevado a la triste situación que vivimos.

En resumen, que España, esta España perdida, necesita ya un «Dictator» o un «Sargento de Hierro»… pero lo malo, es que los «Dictator» también pueden comportarse o ser de izquierdas o de derechas. Y entonces, «Vae victis»… (¡ay de los vencidos»).

Lo siento, pues, amigos. Por eso yo digo lo que Marco Antonio: «Non fabulari sed ferro liberanda est patria» («Es con el hierro y no escribiendo como se libera la Patria»)

Julio Merino ( El Correo de España )