
Los políticos actuales son casi todos muy parecidos, incluso peores, más incultos e indocumentados que los de la república, pero con las mismas ideas en la cabeza.
Esto pudo apreciarse pronto en la transición, cuando casi todos hablaban como si los cuarenta años anteriores no hubieran existido o hubieran sido nefastos, y se presentaban, con toda su enorme mediocridad, como los salvadores de la libertad, la democracia, y sanadores de una “historia enferma”.
Cuando unos botarates se creen capaces de cosas tan grandiosas, es obvio que estamos camino de una nueva tragedia.
Aquí cobra máxima importancia el conocimiento de la historia, según la frase de Cicerón: quien ignora el pasado se mantiene en una especie de infancia.
Y hoy, una gran masa de población está infantilizada y por tanto es propensa a las peores manipulaciones.
Por eso no deben ahorrarse esfuerzos para clarificar ese pasado antes de que, como en la tragedia griega “los muertos maten a los vivos”.
Pío Moa ( El Correo de España )