Cuando escuché esa voz maravillosa,
tan llena de ternura, tan henchida
de dulzura, de fe, de amor, de vida,
supe que no hay canción más deliciosa.

Sus tonos eran pétalos de rosa
acariciando mi alma agradecida.
para ensalzar tu voz, Carlos Marín,
catorce versos son tan poca cosa.

Habría que erigirle un monumento,
escribir todo un libro de poesía,
y componer el aria más vibrante.

Pero no sé hacer eso, lo lamento.
Sólo sé recordar, día tras día,
que esa voz era, amor, tu voz de amante.