
DE LA ALMOHADA AL GALLINERO
Amparo Illana, la gran mujer de Adolfo Suárez, fue un modelo de discreción durante sus años monclovinos. Sus desacuerdos y protestas no trascendían de los muros del palacio gafe.
Cuando Adolfo Suárez se reunía con Santiago Carrillo, antes de sentarse en el comedor con sus hijos, Amparo le preguntaba a Adolfo. –¿Te has lavado bien las manos?–. A la respuesta positiva de Suárez, Amparo insistía. –Pues hazlo de nuevo, por si te ha quedado algún virus de ese canalla–. En familia y en privado se puede decir de todo.
Alfonso Ussía ( La Razón )