
LA CONTUMACIA DEL MINISTRO MARLASKA
Cada vez está más claro que el ministro del Interior y, por extensión, este Gobierno tienen un serio problema con la libertad de expresión e información, derechos fundamentales sin los que no es concebible la democracia.
Marlaska intentó ayer echar balones fuera en la comisión de Interior del Congreso al ser interpelado por la preocupante orden del mando superior de la Guardia Civil de identificar bulos que generen desafección al Gobierno, con el objetivo de «minimizar el clima contrario» a su gestión. Así lo reveló el jefe del Estado Mayor mientras leía y así figuraba en el mail que se filtró después, lo que invalida la excusa del lapsus.
En vez de asumir y depurar responsabilidades, el ministro desvió la atención hablando de ciberestafas o de manipulación de documentos que nada tienen que ver con este asunto y que, como cualquier otro hecho delictivo, son perseguibles penalmente sin que el Gobierno tenga que intervenir.
Pero Marlaska insistió en la necesidad de perseguir la «desinformación», contumacia que suena a censura y a coartada para la persecución del rival político.
Que además lo diga el ministro del Interior de un Gobierno que acumula ya un largo historial de mentiras añade descaro al turbio deseo de imponer mordazas.
El Mundo