
Sucedió una tarde del mes de abril del año 1869 y se debatía la Constitución de la “Gloriosa”. Según consta en el “Diario de Sesiones” del Congreso aquella tarde se debatía la forma de Estado: Monarquía o República… y, naturalmente, la temperatura de la cámara se elevó y hubo, incluso, algunos altercados graves.
Bien, pues ya lo ven, han pasado 152 años y estamos en las mismas. Porque si algo está ya claro (y más de cara a las elecciones del 4-M) es que aquí ya hay dos Españas: la que hoy representa el señor Sánchez, el señor Iglesias y los independentistas catalanes, vascos y gallegos y demás ralea, que abiertamente vienen reclamando un cambio radical del Estado para cambiar la Monarquía constitucional actual y traer una República (en este caso sería federal) y que si no han conseguido todavía la ruptura y el cambio es porque todavía no tienen fuerzas suficientes para hacerlo. Pero bien claro está, y así lo manifiestan en todos sus mítines y en todas sus declaraciones, que el día que puedan, que en cuanto puedan, acabarán con el Régimen que nació tras la muerte de Franco y con la Constitución del 78 y traerán su República.
En frente, el PP, VOX, empresarios, militares, clases medias, y españoles de bien prefieren seguir con la Monarquía y con el Estado actual. Pero tampoco ellos, esa España nacional, parece tener fuerzas suficientes para defender la Monarquía y el Estado. O falta de espíritu y convencimiento.
O sea, que estamos donde estábamos… y que aquí, a partir de estas elecciones del “4-M” la Democracia es ya y va a ser un plebiscito permanente, que se resolverá el día que las urnas o la fuerza se pongan de parte de uno de los dos frentes.
Y todo lo demás son ganas de perder el tiempo.
Porque si los Iglesias y compañía ganasen este 4-M España iniciaría el viacrucis que lleva de la Democracia en libertad a la Dictadura comunista, como ayer en Rusia, y hoy en Cuba y Venezuela. Lo de Castelar: “Nosotros no trajimos la República, porque no éramos bastantes fuertes para traerla; vosotros no trajisteis vuestra Monarquía porque tampoco tenéis fuerzas suficientes”.
Julio Merino ( El Correo de España )