Cada 1 de noviembre, en la fiesta de Todos los Santos, la Iglesia nos invita a mirar más allá del corto horizonte de esta vida.

No es un Viernes Santo sino un domingo de Resurrección. No celebramos la muerte sino la vida. Recordamos a quienes ya llegaron a la meta, a aquellos que ya gozan de la Luz Perpetua, de la Paz infinita. Sin Sánchez, sin mentiras, sin paro, sin pisos a precios imposible…

Ellos, los que nos precedieron en esta peregrinación que es la vida ya gozan de una plenitud que nosotros sólo atisbamos de vez en vez. No fueron ángeles: sufrieron, tuvieron miedo y dolores, lucharon y a veces -quizás muchas- cayeron. Hoy ya descansan.

La sociedad infantil en la que vivimos esconde la muerte, vive de espaldas a ella. “Se fue”, “allá donde esté”. El desgarro es duro. La separación es dolorosa. Pero no enfrentarla no la hace desaparecer. La fe nos permite mirarla a la cara con Esperanza. Con la incertidumbre de lo que no vemos y no conocemos, pero con la Esperanza de que si tenemos sed de Eternidad la fuente no puede estar seca. Sería demasiado ruin, Extremadamente cruel.

“La muerte no es el final”, dice el himno castrense. Porque no es la última palabra, sino el doloroso paso a la verdadera Vida. El mismo Cristo lo aseguró: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Jn 11,25).

Esa es la Esperanza. Por eso san Pablo decía que para él la vida era Cristo y “la muerte, ganancia” (Filipenses, 1, 21). O como decía santa Teresa: “Muero porque no muero”. El anhelo de Eternidad…

Tener la muerte presente no nos hace mirar al mañana sino vivir con plenitud el presente, en la conciencia de que es un regalo de Dios efímero, una oportunidad única. Una oportunidad para dejarse amar por Dios hoy. Y eso nos hace vivir de una manera plena y mejor.

Saber que estamos de paso en una apasionante peregrinación nos hace ambicionar los bienes eternos sin esclavizarnos de los terrenos. Nos anima a no guardar un rencor que nos envenena ni a aplazar el perdón ni el bien, a no aplazar la reconciliación, la llamada, la visita, el abrazo.

El presente, el regalo, es hoy.

Luis Losada Pescador (Actuall.com)

 

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Humanidad,

Última Actualización: 02/11/2025

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