Julio César Iglesias, gran periodista y admirado amigo, es un paridor de frases geniales y a él le corresponde el hallazgo literario de haber llamado “La quinta del buitre”, a un grupo de futbolistas   del Real Madrid, encabezados por Emilio Butragueño que entre los años 1980 y siguientes consiguieron algo parecido a la excelencia.

El conflicto conceptual de la frase estaba en que el buitre suele alimentarse especialmente de animales muertos, aunque a falta de estos, es capaz de cazar presas vivas. En ese sentid,  a la generación de los políticos que junto con Pedro Sánchez se están alimentando de esa guisa se les podría llamar “La quinta de los buitres”, y uno de los ejemplos más recientes ha sido el final político de Susana Díaz que hasta ayer era su opositora en Andalucía.

Pedro Sánchez ha derrotado a mujer a la que sigue sin perdonarle que le dijera que “el problema de España era él”, y hoy por fin, después de haber olido su sangre derramada, tiene como siguiente objetivo laminarla, borrarla de las listas electorales del Psoe y –  tomen nota – echarle en algún momento la culpa de los ERES de Andalucía.

Los triunfos parciales de Pedro Sánchez se cuentan de venganza en venganza, y no está mal pensando ese método, que ya se inventó Calígula, porque tiene la virtud de extender el manto del miedo sobre los infieles que, acojonados, renuncian a convertirse en traidores del felón.

No hay nadie en el PSOE que se haya atrevido a llevarle la contraria y que ignore que su suerte ya está echada, porque el actual Secretario General tiene la paciencia del sicario que espera su oportunidad para rematar la faena.

Su formación política acuñó hace muchos años la expresión “compañeros y compañeras”, que además de excesiva es más falsa que un duro de corcho, especialmente en estos tiempos, porque si existe una organización en la que sus miembros no pueden fiarse unos de otros es precisamente la política.

El método de Sánchez, imitado de regímenes alejados de la práctica de la excelencia política consiste en rodearse de gente mediocre y leal, incorporar al grupo a algunos hombres y mujeres de perfil técnico y de prestigio, y quitarles casi todo el poder que les había dado por delegación para que lo controle un pocoyo.

La primera víctima del sanchismo está siendo el PSOE.

Diego Armario