Instalados en el aplauso. Así siguen en el Gobierno Sánchez. Y todo pese a que la crisis sanitaria se torna de nuevo preocupante. Las cifras están ahí para constatarlo, aunque desde el Ministerio de esta cuestión sean distintas a las del resto que de la humanidad que también hace sus números. La experiencia es un grado, y en ella me baso.

El caso es que la situación se recrudece con una segunda ola que sin lugar a dudas ha llegado antes de lo esperado y que tendrá efectos todavía desconocidos. Sanitarios y económicos. La lógica nos aconseja que deberíamos tirar de esa experiencia de la que hablaba para remontar.

Pero no, se enredan con el postureo y las palabras vacías o, peor aún, incoherentes y con decisiones que no llevan a recuperarnos. Hablar y hablar con tono conciliador, paternalista y monótono que te hace caer en un estado de catarsis y pseudo sumisión que luego nos coge con el pie cambiado.

Aún tengo grabadas casi a fuego las palabras absurdas que no han trascendido -catatónicos les pilló a más de uno pues- en la vuelta del Aló presidente de Sánchez tras «tostarse», en el más amplío sentido de la palabra, en las Islas sobre el arranque del curso escolar, aún a día de hoy, con más interrogantes que certezas. «Confío en las personas. Todos sabemos lo que hay que hacer. Siempre hay que tirar como digo yo de las tres «M»: mascarilla, gel y distancia». No digo más.

Y mientras el presidente tira de «M», en Economía prefieren seguir con la «V». Algo que ya habíamos oído incluso desde los inicios de la crisis de cara a su salida. No hace ni una semana que la vicepresidenta Calviño insistía en que esa salida para España será en «V asimétrica», con un crecimiento de más del 10% de la economía entre julio y septiembre «si continuamos controlando la expansión del virus». Hombre, pues mucho control con los rebrotes «in crescendo»…

El debate sigue latente: si después de superada la pandemia la economía se recuperará rápidamente a los niveles anteriores -salida en «V»-, o, por el contrario, se quedará un largo tiempo en los niveles de caída -salida en «L»-.

Ayer, el Banco de España, que de previsiones su gobernador sabe un rato, empeoró el cuadro macroeconómico del Gobierno y alertó sobre el «agotamiento» de la recuperación desde mediados de agosto, de forma que descarta que se recupere el nivel de PIB precrisis antes de 2023.

Coincidente estos augurios con la plana mayor de organismos e instituciones nacionales e internacionales que ya descarta esas previsiones dibujadas por el equipo económico de Sánchez -con una recesión del 9,2% este año frente a una media del 12% de los demás-, que tendrá que rehacer ya mismo de cara al proyecto de Presupuestos para presentar a Bruselas.

Lo de la «V» va a ser que no se lo creen ya ni ellos. Y si no, me apunto a ella yo también -¡o a la «M»! como decía el presidente, que tanto da-, pero del ¡váyanse! y que lo arregle otro que sepa.

María Jesús Pérez ( ABC )