Aunque la etimología de la palabra estúpido recoge la acepción de estupefacto, por extensión se califica al portador de esta cualidad como “necio, torpe o cretino”, y yo me decanto por estas tres últimas acepciones porque definen mucho mejor a las personas que quieren imponer su criterio sin más fundamento que sus santas pelotas.

Por lo general son tipos que creen que van sobrados, aunque llevan las luces cortas y no son capaces de ver más allá de tres palmos de sus narices, pero eso no es óbice para que sentencien ex cátedra como si fuese el Papa de Roma que se cree que es infalible.

Después de ver la foto que acompaña a este articulo y de leer estos dos párrafos es evidente que me estoy refiriendo a Miguel Bosé al que ha entrevistado Jordi Évole, y por las referencias que publica hoy la prensa, le exigió al periodista que se quitase inmediatamente la mascarilla que llevaba con la advertencia de que él no habla con gente que lleva ese artilugio.

El cantante, que según reconoce ha ido perdiendo casi todas las virtudes que le adornaban, conserva algún ramalazo de originalidad, pero da la sensación de haber perdido otras herencias genéticas que le regalaron Lucia Bosé y Luis Miguel Dominguín.

De antiguo se ha aceptado que los artistas tienen bula para la hipérbole y tal vez por eso hay que poner en cuarentena la sinceridad de algunas exageraciones con las que adornan sus actuaciones sociales, pero en el caso de que sea artificial lo que hace y dice, su campaña anti protección del COVID colisiona con el riesgo para la salud en estos momentos de contagios millonarios y universales

Ser famoso y tener una notable proyección social le ofrece una ventaja, pero al mismo tiempo le exige una cierta responsabilidad, sobre todo porque la incultura deja indefensos a muchos seguidores de los famosos que asumen como dogmas de fé cualquier cosa, sensata o estúpida, que salga de sus labios.

Hasta el domingo, que es el día que se emitirá la entrevista que le ha hecho Jordi Évole a Miguel Bosé, no tengo más remedio que quedarme con la frase imperativa del cantante al periodista exigiéndole que se quitase la mascarilla. No dudo que nos sorprenda con algunas frases inteligentes, ma non tropo, porque el esperpento no es solo una virtud literaria de Valle Inclán, sino también un derrape de la inteligencia hacia la estupidez.

Diego Armario