
LES DA LO MISMO
Las palabras encierran un significado y los hechos demuestran su valor.
Sé que esta afirmación a bote pronto es posible que la acepte como válida cualquier persona con un nivel medio de sabiduría, que es el contrapunto a la ignorancia, pero la cuota de cerrazón mental que adorna las cabezas medio vacías de los fanáticos cada día es más numerosa en países que un día fueron la cuna del conocimiento universal.
Estamos a escasos días de las terceras elecciones generales en tan solo cuatro años, y esto se empieza a parecer al timo de la estampita, al tocomocho, o si me apuran al coño de la Bernarda, porque quienes nos toman el pelo y nos mienten con descaro se están gastando el dinero de nuestros impuestos mientras reinciden en su cerrazón y se proclaman salvadores de una patria que hace aguas.
España está en manos de este tipo de políticos porque hoy resulta muy barato dedicarse profesionalmente a este privilegiado oficio de inútiles oficiales donde a nadie se le exige más mérito que su voluntad por serlo y la aquiescencia del jefe del grupo en el que se ha apuntado y al que le ha prometido seguirle hasta el precipicio.
Y así nos va porque cuando la política se convierte en el refugio de los parásitos y los inútiles alguien podría pensar que un mínimo control de calidad sería exigible antes de que despilfarren nuestros impuestos y pongan en riesgo la estabilidad de nuestro país.
La clase política fagocita a quienes se acercan a ella y los domestica hasta el extremo de que acaban viviendo según las reglas de compromiso que tácitamente todos han aceptado para sobrevivir en los privilegios exclusivos de su casta.
Viven como ricos y critican a Amancio Ortega ; denostan a la policía antidisturbios que está en Cataluña pero exigen que a ellos les protejan en sus casas; hacen leyes fiscales que expolian a la clase media y se gastan parte de nuestros impuestos en los privilegios de la clase política; hacen trampas académicas y no hay instancia judicial o universitaria que les pare los pies.
Las preguntas que deberíamos hacernos son:
¿Les preocupa nuestro presente y nuestro futuro o solo el de ellos mismos? ¿Les angustia que se repitan elecciones o no pierden el sueño por esa nimiedad? ¿Pactarán para que finalmente haya un gobierno o les dará lo mismo? ¿Dimitirán los jefes de fila de cada partido si vuelven a bloquear los pactos o se pegaran al cargo como ladillas?
Ese es el escenario y casi nadie está decidido a corregirlo porque necesitaríamos nuevas leyes que protegieran a los ciudadanos de los políticos incompetentes, desleales o indignos, pero ese trabajo deberían hacerlo ellos y esa incógnita está sin resolver.
Diego Armario
viñeta de Linda Galmor