
Poniendo un burofax, Lionel se pira,
pues no quiere ser ya del Barcelona.
Después del ocho a dos, los abandona
(pero se va a otro club; no se retira).
Y toda la afición culé suspira,
solloza, se sulfura y se encabrona,
pues piensa que su ídolo traiciona
a tanta y tanta gente que lo admira.
Su tiempo en Cataluña ya se acaba,
y el club (o més que un club) que lo hormonaba
no lo tendrá de mito y talismán.
Fray Josepho ( Libertad Digital )
Pues sorprendiendo a propios como a extraños,
se va Lionel, después de veinte años,
y sin decir palabra en catalán.