Aborrecibles, serpientes enroscadas, traidores, mezquinos, pero con capacidad de encandilar y enamorar a sus seguidores o votantes. ¿Qué sería de la política sin ellos? Pues, claramente, tendríamos tramas aburridas y por eso el atractivo de este tipo de políticos a priori detestables.

En este ranking encontramos como candidato a Pablo Iglesias, alias el “excoletas”, con todas las papeletas para ser uno de los políticos más odiados de este siglo. Y un viaje en el tiempo por la España del siglo pasado nos lleva a otro de los más vilipendiados, a Juan Negrín (1892-1956), un neurocientífico reconvertido en político, que fue diputado socialista, ministro de Hacienda y presidente del Gobierno republicano. Tras el final de la guerra civil no había personaje más odiado.​

Pero ¿por qué ese odio a Pablo Iglesias y a Juan Negrín? El chalet de Galapagar de Iglesias e Irene Montero marca un antes y un después en su corta, intensa y dilatada vida política. Primero por comunista, más tarde por aliado de etarras e independentistas, luego pasan a detestarle por traidor cuando se marcha de Vallecas, convirtiéndose para muchos en el “marqués de Galapagar”.

Por su parte, Negrín fue el político más odiado tanto por los vencedores como los vencidos de la contienda civil. Desde títere de los comunistas, hasta que dilapidó el dinero de la República o que saboteó cualquier intento de firmar la paz. También en lo personal fue censurado por llevar una vida de opulencia en el exilio, además de ser tachado en su época de mujeriego, glotón, vago y drogadicto.

Los “malos” se han convertido, en algunos casos, en los grandes olvidados de la historia. Lo cierto es que el último presidente de la República casi nadie le recuerda. Negrín es considerado como el chivo expiatorio de la derrota, el blanco de todas las culpas. Sin embargo, tenía un perfil político poco común, el de un científico brillante formado en Alemania, profesor del Premio Nobel Severo Ochoa.

Hablaba varios idiomas, tenía un futuro prometedor cuando se afilió en 1929 al PSOE y le cambió su vida para siempre. Casi un siglo después, Pablo Iglesias, que fue profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM hasta 2014,​ haría lo mismo y saltaría a los ruedos de la política. Y no le ha ido mal, aunque este año se haya cortado la “coleta” tras su fracaso en las últimas elecciones madrileñas.

El fundador de Podemos fue, en tan solo siete años, diputado en las Cortes Generales, ministro derechos sociales y agenda 2030, y vicepresidente segundo. Lo mismo le ocurrió a Negrín, llegó muy lejos en muy poco tiempo.  Fue elegido diputado del PSOE por Las Palmas de Gran Canaria en las elecciones de 1931 y 1936 y por Madrid en las de 1933.

Después, nombrado ministro de Hacienda en 1936 por el Gobierno presidido por Largo Caballero. Y, el 17 de mayo de 1937, fue presidente, el último Jefe de Gobierno de la II República hasta 1939. Después se exilió en Londres hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, ese mismo año presentó su renuncia a la Presidencia del Gobierno de la República en el exilio y fijó su residencia en Francia.

En realidad fue un político con muchas aristas, se le acusó también de prolongar la guerra inútilmente. Y quedó ligado para siempre su nombre al «oro de Moscú», que allí depositó cuando era ministro de Hacienda. Entregó a la URSS las reservas de oro del Banco de España para pagar el material bélico en defensa de la República, que luego resultó ser obsoleto y anticuado como el propio Negrín reconoció.

Sombras financieras también las encontramos desde el nacimiento de Podemos. ¿Quién lo ha financiado? Las sospechas sobre una presunta financiación ilegal del partido que lideraba Pablo Iglesias siempre han estado vinculadas al régimen chavista y a Teherán. Por este motivo, las cuentas de podemos siempre han estado en entredicho.

Mientras que Pablo Iglesias ha abandonado la política tras el fracaso electoral de la izquierda y de su partido en Madrid, fue Indalecio Prieto quien expulsó a Negrín del PSOE en 1946, acusándole de marioneta del Partido Comunista de España y de la antigua Unión Soviética.

Tuvieron que pasar sesenta y dos años hasta que se produjera su rehabilitación política en 2008, cuando el PSOE le readmitió como militante del partido para hacerle un reconocimiento póstumo. La derrota en la guerra civil y el rechazo hasta de su propio partido, hizo que cuando murió en el exilio ni siquiera quisiera poner su nombre en la lápida, únicamente aparecen sus iniciales J.N.L.

El 12 de noviembre de 1956 murió Juan Negrín López de un ataque al corazón en Paris.

Roxa Ortiz ( El Correo de España )