
MÁS FUTURO, MENOS MUERTOS
Pedro Sánchez, que está en La Moncloa sin que los ciudadanos hayamos votado tal interinidad, tiene sobre la mesa un buen número de problemas: el desafío independentista catalán; la inmigración; el suicidio demográfico; la sostenibilidad de las pensiones; reducir el paro o hacer frente a la disrupción tecnológica y sus consecuencias sociales y económicas.
Es decir, mucho tajo por delante, y todo él orientado al futuro, que es el territorio que queremos habitar en pacífica convivencia quienes transitamos por el presente. Sin embargo, Sánchez quiere darle vida a su gobierno interino a base de los muertos. Una paradoja como otra cualquiera, con el agravante de que esa obsesión por el pasado solo sirve para poner en peligro la concordia democrática.
Más futuro y menos muertos. Nuestras espaldas están cansadas de llevarlos a cuestas, por eso si Sánchez fuese sabio, que no lo es, recordaría el versículo de Mateo: «Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ven y sígueme».