MENTIRAS

La política está llena de mentiras, como la vida misma. Ahora bien, quien engaña de manera constante y compulsiva en la gestión pública se enfrenta a una tarea desesperanzada en su propia existencia.

Utilizar la falsedad y el artificio en un momento determinado, en una coyuntura concreta, puede ser explicable, aunque nunca justificable.

Pero hoy en día, la impostura es moneda de cambio habitual en la política. Hemos empeorado considerablemente en esto. Hasta el punto de que asumimos que casi la mitad de la información y datos que manejamos son falsos, pero nos conviene creérnoslos.

Es lo que está ocurriendo con buena parte de la sociedad española: prefiere comprar las mentiras de los socialcomunistas que enfrentarse a la realidad. El ambiente que nos rodea no mueve al optimismo. En La Moncloa habita un señor que no resiste un análisis hemerográfico básico.

Todo cuanto ha dicho es mentira o falso. La pregunta es: ¿Qué esperan de España y de los españoles de los próximos años los llamados socialistas Sánchez, Iceta o Chivite? Todo en ellos es una enorme quimera, que pagamos usted y yo.

El Astrolabio ( ABC )