MESAS, CAMAS Y ATAJOS

Llevado por su ambición desmedida y su miopía intelectual, Pedro Sánchez se ha metido en la cama con los dos mayores adversarios de España; la extrema izquierda, que desde hace no ya años, sino siglos intentan darle la vuelta, y los nacionalistas catalanes, que buscan un Estado cuando estos desaparecen en los grandes bloques.

El acuerdo de Sánchez con ERC para «abordar el conflicto político a través de una mesa de negociación» significa rendirse de antemano al admitir que el problema catalán es meramente político, no constitucional, El artículo 21 de la Carta Magna establece «la indisoluble unidad de la Nación española». y nada puede hablarse o negociarse sin reformarlo.

El Gobierno insiste a posteriori en que «todo se hará según la Constitución». Pero de entrada la han ignorado y ya conocemos a los nacionalistas: como hinquen el diente, no sueltan la presa.

En cuanto al pacto con Podemos, teóricamente resulta lógico que las dos izquierdas formen gobierno. A fin de cuentas, coinciden en casi todo. Pero ya dice el refrán que no hay peor cuña que la de la misma madera y la historia nos confirma que las relaciones entre comunistas y socialistas han sido más una lucha sangrienta que una fraternal cooperación.

Sin remontarnos al duelo Trotski-Stalin, los socialistas, especialmente tras hacerse socialdemócratas, fueron considerados por los comunistas traidores a la clase trabajadora y siervos de la burguesía. No conocí mayores anticomunistas que los socialistas alemanes que propiciaron el Programa de Bad Godesberg, Erler y Wehner, ni mayor furia que la del Kremlin contra los «desviacionistas». Lo achaco al fuerte poso de religión laica que tiene la izquierda.

Es lo que ha impedido hasta ahora ese «gobierno progresista», pero otro fracaso puede ser letal para ambos, y lo saben. Pero para que funcione uno de ellos debe claudicar. O Iglesias se rinde a la economía de mercado o Sánchez acepta la falta de libertades estatalista. En estos choques, suele imponerse el más ultra. Pero ambos saben también que España está en el bloque liberal-democrático y su salida traerá su ruina.

Recuerden Grecia. También puede influir que el ansia de poder de Iglesias, el hecho de tener tres hijos y un casoplón en la sierra madrileña le haga reflexionar. Pero están las bases, los militantes a quienes ha consultado por si las moscas: ¿aceptarán lo que es una auténtica capitulación?

Tampoco le va a ser fácil a Sánchez volverse atrás de las promesas que ha hecho a jubilados, parados, jóvenes, mujeres, ecologistas ni a esa amplia gama de descontentos que la última gran crisis ha dejado ver esfumarse sus sueños. Aunque él es experto en decir una cosa y hacer la contraria sin transición. Ideológicamente no le creará problemas pues su ideología se reduce a seguir durmiendo en La Moncloa.

Le imagino consultando a sus gurús cómo puede contentar a Bruselas y a Iglesias al mismo tiempo. O cómo puede engañarles, su atajo favorito. En cualquier caso: ojo: todos van de pillo a pillo y estas situaciones suelen acabar como el rosario de la aurora.

José María Carrascal ( ABC )