
Tengo un borrico canelo,
más sabio que un profesó,
con orejas de ministro
y ojos de gobernaó.
Rebuzna como si fuera
asesor ministerial,
y se come hasta el pesebre
como cualquier consejal.
Yo quisiera que a mi burro
lo sacaran diputao,
porque otros, siendo más burros
a ese puesto ya han llegao.
Pero temo que de serlo
vaya a quedarme sin él,
porque como allí habrá tantos
no lo voy a conoser.