MINI 155

Me habrán leído más de una vez que Pedro Sánchez decretaría el 155 como último recurso para seguir en La Moncloa. Lo que no imaginaba era que incluso en eso haría trampa. El trompazo que se pegó en Andalucía, debido en buena parte a sus coqueteos con los secesionistas y los disparates de los más mostrencos de estos, le han advertido que debe cambiar de rumbo si no quiere irse a casa tras las próximas elecciones.

Bajo Quim Torra, Cataluña es un territorio sin ley, donde la seguridad y el orden dependen del capricho de unos Comités para la Defensa de la República (CDR) alimentados por el independentismo y hoy su fuerza de choque. Tras la exhibición que han hecho en ciudades y autovías, con los Mossos de meros espectadores, el Consejo de Ministros del día 21 en Barcelona, al que Sánchez iba a llegar cargado de regalos como un Rey Mago, amenaza con convertirse en batalla campal.

Ante lo que ha montado un mini 155, con envío de un pequeño contingente de policías nacionales que garantice la seguridad esa jornada. Que lo consigan si los CDR mantienen su plan de «tomar la calle» es dudoso, visto que no lo lograron miles de policías y guardias civiles el 1-O. Es más: el presidente ni se atrevió a disponerlo, encargando la gestión a sus colaboradores más estrechos, la vicepresidenta, el ministro de Fomento y el de Interior.

Ahí se las den todas. Confirmándonos que la cobardía y la ambición desmedida son sus rasgos más destacados. La Generalitat, otra que tal, le ha respondido que los Mossos actuaron correctamente. ¿Qué iba a contestar, si obedecían sus órdenes de no hacer nada ante los desmanes? Son, a la vez, rivales y cómplices.

¿Sigue Sánchez convencido de que el problema catalán se resuelve diálogando con el independentismo o ha llegado a la conclusión de que sólo se soluciona gobernando, algo que empieza por mantener la ley y el orden en Cataluña? No me atrevo a responder porque, posiblemente, ni él mismo lo sabe: él hará lo que crea más oportuno para seguir en La Moncloa, principio y fin de su gobernanza. Lo que sí puede asegurarse es que el fracaso, tanto suyo como del procés, se palpa.

Sánchez no ha cumplido ni una sola de sus promesas y todas sus triquiñuelas han acabado en fiascos. Mientras lo que ha logrado el secesionismo es dividir Cataluña y a sí mismo en clanes que buscan su objetivo particular, distinto al de los demás. Quim Torra busca la confrontación abierta con el Estado, mientras Junqueras busca salir de la cárcel, aunque sea indultado.

En medio quedan todo tipo de matices, con el denominador común de buscar la independencia pactada, algo que sólo pueden alcanzar obedeciendo la ley, no saltándosela, como intentan los más tribales. Y si algo ha quedado claro en los últimos años es que los catalanes, admirables en tantos aspectos, son incapaces de autogobernarse. Aunque no deben desanimarse. Piensen en Mrs. May y en Macron. Aunque Pedro Sánchez les bata a todos.

José María Carrascal ( ABC )

viñeta de Linda Galmor