MISERABLE EQUIDISTANCIA

Mediada ya la legislatura, conviene abandonar la mirada folklorista, como de antropólogo decimonónico que desembarcase en un remoto archipiélago polinesio, que los medios le prodigan al alcalde de Cádiz. Kichi, que llegó al infantilismo de pedir a los periodistas locales que lo llamasen José María González, fue una extravagancia más o menos graciosa mientras su sectarismo limitaba con la insignificancia del micromundo carnavalesco y no cometía mayor desmán que amañar el concurso para premiar a la muy politizada chirigota de su amigo Vera Luque.

Pese a la seriedad con la que allí se toman las cosas del Falla, eran polémicas de cortísimo alcance. Ahora, sin embargo, su grupo municipal (más los acólitos comunistas, que hacen méritos para figurar en próximas listas) ha traspasado la frontera al negar los honores que merece Ortega Lara, victima del terrorismo.

Lucas Haurie ( La Razón )