NADIA OTMANI O CÓMO EL FEMINISMO APESTA

Puta peste a montaje político. Tal vez, (para)policial. A Nadia Otmani no se la odia por mujer, gorda, tullida, tetona, mora. Obvio. Se la desprecia por imbécil y teatrera. Sinteticemos.

Nadia Otmani, la tiparraca que se encaró maleducada y abruptamente contra Ortega Smith, fue detenida por administrar un laboratorio de jaco en la madrileña barriada de San Blas. Una narcota de medio pelo. Sus heridas no las provocó el «terrorismo heteropatriarcal».

Se deben, sin más, a un ajuste de cuentas por ser una sórdida chivata al delatar al resto del gang. El hecho de que fuese balaceada por salvar a su hermana, por tanto, es una milonga del quince, lo mismito que sus “veinte años luchando contra el machismo”. “¡Con la violencia de género no se hace política!”, vociferaba. Eso sí, ha hecho del rollo de género un excelente modus vivendi, un fastuoso chiringuito, haciéndose pasar falsamente por una de sus víctimas. Embustera.

Sois totalitarios y liberticidas, pero a vuestro teatrillo se le nota demasiado el cartón. Y los mayores teatreros del reino, los farsantes cloaqueros de maldita.es, haciéndose la picha un lío, justificando lo injustificable, pretendiendo metamorfosear el negro en blanco, y, remate final, vendiéndonos, como siempre, la mula ciega del Poder. Los antisistema. Juas. Te cascas la polla.

Un par de ovarios

Desde el feminismo se anima a sus lacayunas huestes con babosa palabrería como «valientes». Nadia es todo menos valiente. Una caradura de tomo y lomo. Puro hormigón armado en su jeta. Como tantas, qué par de ovarios, por denunciar y destruir a sus parejas – hombres- de presuntos casos de malos tratos. O por denunciar el heteropatriarcado instaurado en el meollo del sistema.

El patriarcado que no permite sosegarse a estas zumbadas se supone que adiestra a machistas, paga menos a las mujeres por ser mujeres, no censura los casos de violencia machista, consiente monstruosidades como los piropos o que grupos de tíos departan animadamente sobre el tetamen de la vecina del tercero. Un sistema que según estas vividoras pone mil obstáculos para que la mujer pueda acceder a puestos de trabajo.

Pues, majas, sabedlo, no sois valientes. Sois débiles (mentales), histéricas, violentas, paranoicas, parásitas, cuentistas, victimistas, chupópteras, egoístas que quieren (eternas) prerrogativas por el solo dato de poseer vagina. Mala gente. Felpudillos del Gran Capital y el Leviatán. Las heroínas, de verdad, son las mujeres que se declaran explícitamente antifeministas. Un par de ovarios, ahora sí. El resto de mujeres, poca calidad humana, triturados sus cerebros por el brutal lavado de cerebro del Sistema.

Quiero ser feminista

Quiero ser feminista. Es muy sencillo. Basta pulimentar el glande al jefe, embarazarse de él, casoplón de 600.000 pavos porque lo valgo. Maltratar a la plebe, escoltas, empleadas de hogar, chusmilla, lo que haga falta. Y desde el jacuzzi representar a la clase obrera y a las mujeres. Dais excesivo asquete. En fin.

Luys Coleto ( El Correo de Madrid )