NINIS

Asisto con estupor a la peligrosa «infantilización» de la política. Los niños prodigio, que te rapeaban a Marx con bases de Gramsci, se dedican a romper la vajilla familiar y a eructar con «cocacolas». La segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas ha puesto a los de Mélenchon ante el espejo deformante de su propia insumisión.

Los que desde la izquierda pregonaban ser el antídoto contra Le Pen se quedan silbando y mirando el cielo de París. En política hay que tomar decisiones y en estos comicios hay que decidir si se frena a Le Pen, como el propio Mélenchon frenó al padre hace 15 años pidiendo el voto para Chirac. Lo que ocurre ahora, en Francia y también en la España de Podemos, es que el discurso solo crece con cierta soltura sobre el estiércol….

David del Cura ( La Razón