NO ES SERIO

Me he quedado corto en el titular: no es serio lo que están haciendo los ingleses con el Brexit. Es un chantaje o, si lo quieren en román paladino; una estafa. Regatear está permitido en las ferias de ganado, pero no es las negociaciones internacionales. Lo acordado hay que cumplirlo, pero Mrs. May, tras llegar a un detallado acuerdo con la Unión Europea sobre el Brexit, quiere renegociarlo para contentar a sus euroescépticos.

¿Quién va a fiarse en adelante de su palabra? ¿Quién va a confiar en un parlamento con modales de tahúr? ¿No estarán jugando, como advertí hace días, al policía bueno y malo? ¿Quién nos garantiza que, de permitirles la jugarreta, no harán nuevas demandas?

Porque los chantajistas: llaman siempre dos veces, o las que sean. Su estrategia no puede ser más sospechosa: mantener abierta la frontera entre ambas Irlandas mientras se negocia su estatus definitivo -lo que significaría dejar el Ulster en la UE, pero formando parte del Reino Unido- y, al mismo tiempo, rechazar un «Brexit duro» sin acuerdo es delirante. ¡Pero si el Brexit lo pidieron ellos!, me dirán ustedes. Sí, pero quieren un Brexit en sus condiciones, paradigma de su forma de negociar: «Tú me das el reloj, y yo te doy la hora».

La conclusión que uno saca es que los ingleses siguen buscando lo que anunciaron al principio: estar dentro de la Unión Europea para lo que les conviene -el libre tráfico de mercancías-, y fuera para lo que les molesta: el libre tráfico de personas y la normativa comunitaria. En resumen: que les paguemos por marcharse. Y un huevo duro, añadiría Groucho Marx.

¿Lo aceptaremos? Todos las instituciones europeas han dicho que no, que el acuerdo firmado se mantiene y no se cambia ni una coma. Lo máximo, una declaración adjunta que aclare algún punto, sin alterar su contenido. Pero no estoy seguro, primero, porque mientras los británicos tienen la agilidad de los estafadores, la burocracia de Bruselas es lenta al mover 27 miembros, algunos buenos amigos de los británicos, sobre todo entre los pequeños países, que les deben favores históricos frente a los grandes.

Que Francia y Alemania estén de acuerdo en no ceder debe de ser una garantía, pero hasta no verlo, no lo creeré. A nosotros nos afecta en especial si, tras la frontera irlandesa, replantean la gibraltareña. Ya nos han birlado el derecho a veto en el texto original del Acuerdo del Brexit. Y como les he visto violar todos los acuerdos sobre esa colonia, desde el de Utrecht a la resolución de la ONU que les obliga a «descolonizarla en negociaciones con España teniendo en cuenta el principio de la integridad territorial de los países», no me fío.

Más, viendo ambigüedad en la actitud del Gobierno Sánchez, pidiendo, por una lado, que «en todo acuerdo Reino Unido-Unión Europea, Gibraltar quede excluido» y, por el otro, oyendo a su delegado en Andalucía decir que «los acuerdos alcanzados sobre Gibraltar (que incluyen el tráfico de personas y mercancías por la Verja) se respetarán». ¿En qué quedamos?

José María Carrascal ( ABC )