Les decía ayer que gobierno e independentistas han puesto en marcha un plan para acabar con el régimen del 78, a base de cargarse los dos últimos baluartes del mismo, la Monarquía y la Justicia. Perdón por la autocita, pero es para corregirme: me quedé corto, pues el plan incluye la toma de Madrid, sin el que nada puede triunfar en España.

Incluso las tropas de Franco no pudieron ganar la guerra hasta que sus defensores se pelearon entre sí. «Rompeolas de las Españas» le llamó Antonio Machado. Rompe regímenes y rompe crismas, su repercusión en el resto del país semeja las sacudidas de un terremoto, hoy más que nunca, al añadir el liderato económico al político que venía teniendo.

 Y resulta que está en manos de la oposición. Nada de extraño que se forjen planes para tomarlo desde dentro, La Moncloa, y desde fuera, el secesionismo periférico, ya que su victoria nunca será total hasta que lo tomen.

La estrategia sigue la línea clásica de la izquierda: arruinar un país para que una población debilitada y hambrienta derribe las autoridades locales. Y una vez instalados en el poder, cortar todas las libertades para impedir cualquier tipo de levantamiento.

No les pongo ejemplos, pues abundan en todos los continentes y épocas. La llegada de la pandemia, con su depresión sanitaria y económica, les ha ayudado, pese a haberse equivocado hasta tres veces frente a ella: primero, negando la gravedad del virus, lo que permitió el contagio como un incendio en un pajar.

Al darse cuenta, frenaron en seco la actividad económica e industrial del país durante dos meses, hasta ponerlo al borde de la parálisis. Y, al constatarlo, permitieron una reactivación demasiado rápida, que devolvió el virus a sus mejores tiempos.

Tres errores de bulto que, fieles a su norma de mentir siempre y nunca disculparse, aprovecharon que Madrid, por habitantes, actividad financiera y potencia empresarial supera en número de contagiados a las demás comunidades, para convertirla en foco del rebrote.

Sin que nadie hable de Cataluña, Castilla la Mancha, La Rioja, Aragón, Navarra, País Vasco, Extremadura y otras, gobernadas por el PSOE o los nacionalistas, que sufren también altas cifras. Pero en la pieza a cazar, Madrid, gobierna la derecha, el PP.

La tregua del vistoso y abanderado encuentro entre Sánchez y Ayuso en la que la presidenta madrileña pidió más ayuda para combatir el rebrote, y el presidente del país prometió hacer lo que pudiese, duró 48 horas, al cabo de las cuales el gobierno, por boca del ministro de Sanidad, Salvador Illa, exigía a las autoridades madrileñas «revisar sus medidas», de hecho, confinar la capital entera, no sólo algunos barrios, llegando a amenazar con intervenirla si no lo hacen.

A lo que la presi madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha contestado «Tomen el mando. Háganlo ustedes». Y es que nadie quiere comerse el marrón, sabiendo lo que ha dicho el presidente de la patronal, Antonio Garamendi: «La economía no resistiría otro confinamiento». Se refería no sólo a Madrid, sino a España entera.

Y nuestras autoridades, de farol.

José María Carrasacal ( ABC )

viñeta de Linda Galmor