PARA EL TIEMPO QUE ME QUEDA EN EL CONVENTO…

La sabiduría popular  reposa en los refranes porque , cuando la gente era iletrada,  la tradición oral servía para trasmitir las mejores ideas, y hoy me apoyo en una de ellas para analizar lo que sucede en Andalucía-

“Para el tiempo que me queda en el convento, me cago dentro”

Se desconoce la autoría del genio que convirtió en refrán una frase que indica el desahogo de quienes,  hartos de soportar en silencio las humillaciones que padecen, un día se liberan de ataduras y defecan con  gran placer intelectual.

Ni siquiera mi confidente en San Telmo, que como es su obligación siempre está al lado de los bocazas, pudo  escucharle a Susana Díaz  esta frase, pero me dice que está seguro de que la pensó, porque eso es lo que dice y hace todo hijo de vecino cuando está hasta sus partes nobles de ajustarse a las reglas de cortesía  en un territorio hostil.

Yo  comprendo a la presidenta en funciones  de la Junta de Andalucía  que lleva aguantando rejonazos y puñaladas traperas del doctor Sánchez y sus sicarios  desde hace mucho tiempo,  y ahora que está a punto de salir del parlamento por la puerta de chiqueros, el cuerpo le pide asociarse con el cutrerío andaluz que representan Cañamero y el desdentado Sánchez Gordillo, dos insignes personajes que no han dado un palo al agua en su puñetera vida  y que consideran un robo dejar de cobrar por no trabajar. 

De lo que sí entienden estos profesionales de la inania es de hacer escraches, y el único que les faltaba en su currículo de activistas en favor la democracia era rodear el parlamento, ocasión que Susana Díaz ha aprovechado para prestarles unos autobuses, bocatas incluidos.

No mentía cuando el otro día dijo: “nos han quitado lo que es nuestro” , porque desde hace más de cuarenta años , contando el periodo preautonómico que también gobernó “La  Psoe”, miles y miles de subsidiados políticos y asociaciones afines han estado a la sombra de la mamandurria, sin cometer la ordinariez de tener que ir a trabajar.

Lo que no quieren entender los críticos de Susana es que las elecciones en Andalucía las ha perdido el doctor Falconetti que la ha dejado con el culo al aire, a ella y a todos los socialistas que gobiernan diversas autonomías en España, porque con la lluvia de millones que ha previsto darle a Cataluña en los presupuestos del estado no queda dinero para los parias de la tierra.

Siempre he pensado que los tópicos constituyen la expresión menos inteligente del análisis de los comportamientos sociales, y por eso me niego a confundir a los vagos profesionales con los andaluces trabajadores y emprendedores, que son mayoría. Ahora bien,  buena culpa de la vocación de subsidiados que tiene un sector de la población andaluza  corresponde a todos los partidos políticos que no se atreven  a decir en voz alta, porque saben que perderían votos, que vivir sin dar un palo al agua o un golpe a azadón a la tierra no dignifica a quien lo hace ni tampoco a quien lo permite.

Diego Armario